El mundo a día de hoy es un escenario, lleno de decoraciones, de utilería y focos que apuntan directamente hacia nuestras vidas y que nos persiguen a lo largo de todo nuestro tránsito vital. Las personas son muñecos de trapo, como juguetes con los que juegan los niños chicos para divertirse y con el que cometen todo tipo de atrocidades muchas veces. Nuestras ideas y nuestra dignidad, hartas humilladas, se remiten a ser estrellas fugaces que pasan en el firmamento de nuestro corazones. Y en lo alto del escenario, del mundo, se encuentra un grupo de personas que no son ni políticos ni gobernantes; en lo alto de la cúspide se encuentra el capital, ¡que es el que domina el mundo!
Poco se pone en duda a día de hoy que es el dinero el que mueve el mundo, el que muevo esos hilos invisibles que domina nuestras vidas y manipula nuestro comportamiento humano, volviéndolo primitivo y salvaje en valores. Pero no es el dinero como lo que es de forma física esa mano invisible. No. Los maestros titiriteros que manejan los hilos son el <<dinero humano>>, y no son nada más y nada menos que todas aquellas familias aristocráticas, nobles, multibillonarias y jeques. ¿Por qué los denomino <<dinero humano>>? ¡Por su falta de humanidad, porque son precisamente eso, dinero con piernas, un número enorme en unas cuentas bancarias intangibles que son el resultado de siglos de linaje explotador y rentista! Son ellos los que dominan el mundo; no son los que nos gobiernan, no son los Estados ni los militares ni los dictadores. Los que deciden el porvenir del mundo es un grupo que conforma un uno por ciento sino menos de la población total mundial. Son los que subvencionan y mueven las fuerzas políticas y militares, los que son capaces de comprar decisiones gubernamentales, institucionales y estatales, los que manejan los mercados y juegan con las vidas de las personas como si de una mano de cartas se tratara.
¿Y nosotros qué somos? Juguetes, instrumentos, medios por los cuales conseguir enriquecerse más aún y seguir su tradición familiar explotadora y esclavista a lo largo de los siglos.
Estas familias formadas por <<dinero humano>> llevan enriqueciéndose por siglos, desde la Edad Media incluso, gracias al trabajo ajeno y la explotación. Acumulando riquezas, capital, haciéndose poco a poco poseedores de la totalidad del mundo en todos sus aspectos. Son del tipo de personas que opinan que la benevolencia es una enfermedad y que no tiene ningún tipo de sentido, que todo tendría que tener una remuneración y que debe ser el trabajo el medio por el cual todos nosotros, los demás juguetes o títeres, llegaremos a ser ricos. ¡Hipócritas! Estas personas, en la actualidad, no saben ni sabrán nunca lo que es trabajar. Son la pura imagen del odio a la humanidad y del narcisismo extremo, de la hipocresía salvaje y del desprestigio a las capacidades del ser humano como raza que es capaz de construir, de inventar, de trabajar, de vivir… Pero son ellos los que viven sin hacer nada de lo anterior, salvo, en todo caso, de inventar nuevas formas de explotación y de sacar rentas por medio de sus posesiones.
Lo peor de todo esto es que podríamos pensar que hablo de personajes infames como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Amancio Ortega, Donald Trump, Bill Gates o Jeff Bezos. ¡Pero no! Estos seres (por denominarlos de alguna forma) en comparación a las familias de las que estoy hablando no son más que mierdecillas. El poder real, el dominio del mundo está en manos de personas que se ocultan en el anonimato prácticamente y que pasan desapercibidas para el pueblo común de forma que no somos realmente conscientes, ni siquiera mínimamente, de hasta qué punto hay personas con tanto poder acumulado que si quisieran podrían destruir todas las bases sobre las que se sienta su mundo (aunque es de todos, no sólo suyo, por eso la cursiva). ¿Por qué no lo hacen? Porque no les interesa en ningún sentido. Para ellos es mejor seguir y seguir enriqueciéndose y seguir esclavizando, colonizando las mentes de los trabajadores y estudiantes, llenándolos de conocimientos, datos, rutinas y valores basura que no nos enriquecen en nada como personas. El progreso de la raza queda en manos del capital, del dinero deshumanizador. ¡Y eso que son las propias personas los artífices de grandiosos inventos y técnicas nuevas y útiles!
¿Y mientras tanto qué hacemos nosotros? Fácil. Responderles de la mejor forma posible, alimentando sus fortunas y sus hangares y polígonos de mano de obra “cualificada” y especializada en la fabricación de bienes y servicios con una remuneración ridícula en comparación a las riquezas totales que generan dichos bienes y servicios otorgados. Juegan a especular con nuestro dinero como si jugaran al póker, y así lo hacen. Somos víctimas de un teatro muy bien pensado y organizado por los enemigos del pueblo, de la libertad y del progreso. Nos tienen como cerdos predispuestos a mandar al matadero. Y claro, nosotros, pobres e indefensos, sin posibilidad ninguna de defendernos caemos en su trampa y nos dejamos arrastrar por estos sucios buitres <<mataintelectos>>; y yendo más lejos aún, ¡peleando y discutiendo entre nosotros! A día de hoy aún me sorprende que haya gente capaz de defender este tipo de mentalidad, este tipo de valores basados en la ignorancia y el psudointelectualismo, que no va más allá que cuatro vídeos vistos en TikTok o en Reels de Instagram criticando modelos socialistas bajo analogías superficiales; gente que realmente está dispuesta a ser pisoteada por esos seres, que me niego a categorizar como humanos, porque “ellos trabajaron en su momento, o sino la riqueza viene del trabajo de sus antepasados”. ¿Pero qué trabajo? El de los demás será, ¿no? Los actos que han cometido estos ricachones, estos seres inhumanos; los actos que ha cometido el <<dinero humano>> son totalmente indefendibles y contra argumentativos, además de un completo acto idiota de justificar que los demás te pisoteen. ¡Por favor, compañero, no seas ridículo; si dices esto y eres tú precisamente al que le cuesta llegar a fin de mes o el que no ha tenido un lujo a gran escala como las personas inhumanas a las que defiendes otorgándoles la ilusoria mental de que han trabajado para ganar su dinero! No basta que por tener un Iphone de última generación con altas probabilidades de que te explote mientras duermes o se rompa con sólo un soplo de aire ya seas lo más de lo más. Es una actitud muy denigrante a nivel personal y propio.
Hay quien jugará la carta de que algún que otro millonario ha nacido del trabajo de levantarse a las cuatro y media y nada más haberse lavado los dientes meterse en su garaje a inventar supuestos que harían del mundo un lugar mejor –lo han empeorado todo a tal punto de que son precisamente esos dispositivos los que harán que caigamos en el más profundo abismo–, mucho más conectado –a los intereses de las empresas que comercializan con nuestra información privada aprovechándose de la ignorancia generalizada de la población que nace más de la imposición que de la voluntariedad–, y mucho más increíble –increíbles son los tiempos oscuros en los que vivimos y que nosotros como trabajadores, estudiantes, campesinos, proletarios o profesores tenemos que aguantar día a día por capricho de una escoria asocial–. Esa gente es una minoría dentro de la minoría cuya historia libre de hazañas que son mentira es mucho más penosa de lo que se nos hace creer. ¿Por qué se engrandece tanto su figura en estos casos? Porque al sistema le conviene que tengamos ejemplos (que no hacen la regla) para motivar a las masas a ser como ellos, “a ser sus propios jefes”. Pues yo digo: ¡Basta ya de jefes, basta ya de amos del mundo, basta ya de explotadores, basta ya de rentistas, basta ya de gente que se aprovecha del trabajo manual e intelectual de las personas! Ni siervos ni amos, ni jefes ni peones, ni explotadores ni explotados, ni poseedores ni poseídos. ¡En pie de guerra contra la inmundicia social!
No podemos limitarnos a ser simples marionetas dentro del espectáculo de títeres que se tiene montada esta gente (en tono despectivo, efectivamente) gracias a nosotros, a los trabajadores, de los que se ríen y humillan siempre que pueden. Ellos nos ven como basura, como escoria que sirve únicamente como medio para conseguir sus frívolos fines. E irónicamente esto resulta en su necesidad de nosotros, el pueblo soberano, pues sin nosotros ni ellos ni sus antepasados podrían haberse enriquecido tanto de esa manera tan burda y absurda. ¿Y nosotros qué? Siempre persiguiéndole la cola al gato, ¡pero es que resulta que nosotros somos ese gato al que perseguíamos! El perro sucio estaba ajeno a ese círculo vicioso viendo cómo dábamos vueltas en círculos y riéndose de ello. Nosotros somos el mundo que se levanta ante nuestros pies, ante nuestro trabajo y esfuerzo sea manual o intelectual. Nosotros hemos sido quienes hemos construido el mundo con nuestras propias manos, los que hemos servido de sustento para las bases de la sucia enfermedad que azota nuestra sociedad, que no es menos que este <<dinero humano>> del que llevo hablando durante todo el escrito. ¡Es momento de tumbar abajo esas bases para construir otras nuevas que sean provechosas para el trabajador de una vez por todas!
¡Es el momento, compañeros y compañeras, de empezar a hacer examen de conciencia y de voluntad y preguntarse hasta qué punto estamos dispuestos a dejarnos pisotear! Lo peor es que mientras todo esto sucede –el hecho de que haya gente con el dinero suficiente como para dar de comer a toda la población mundial y aún con esas sobrarle millones y millones– las colas del hambre cada vez son más grandes, cada vez la gente llega menos a fin de mes; cada día, a cada hora, a cada breve momento que transcurre la gente muere a causa de injusticias causadas por el capital, de actos criminales que el capital blanquea y normaliza como un criminal borra las huellas de su crimen de forma impoluta y con el aplauso de todos los Estados del mundo y con el de Dios.
Cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres, los datos ahí están, somos conscientes de ellos. Y claro, como muchas personas no han pasado hambre nunca se piensan que eso es ajeno a ellos. ¡Dale tiempo, que recibirán una sabia lección! Esa lección que la gente se esmera en desarticular y que es tan pura como el agua de un manantial, cristalina y reluciente en su altar. Dicho aprendizaje se refiere a que el “individualismo a ultranza” es un valor infundado basura que cierra el cerebro y los ojos de quien posee dicha lacra. Ese egoísmo narcisista y ciego que es incapaz de ver que sin todos no hay uno, que uno sólo es incapaz de solventar grandes problemas ni producir grandes cambios. Sin el colectivo el individuo no es nada, pero el individuo dentro del colectivo lo es todo. ¡Y eso es lo hermoso!
Todos dependemos de todos y al saber que eso es así deberíamos trabajar para todos y para uno mismo, pero no para lo que quedan fuera de ese <<todos>>, que son los capitalistas, políticos, empresarios, banqueros, instituciones religiosas, militares, fuerzas represoras, y un largo etcétera. Ese <<todos>> somos los trabajadores y estudiantes que llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones y que no pararemos de luchar por ese mundo hasta que o bien lo consigamos o bien muramos en el intento, dejando un testigo que otros compañeros nuestros seguirán. Ese mundo es el que se cierne sobre nosotros, sobre todos –sin excepciones– nosotros.
Compañeros, compañeras, únanse a la lucha revolucionaria anarquista, luchemos todos juntos por un mundo mejor ausente de capital, de inhumanidad, de opresores y represores y de buitres que se aprovechan de nosotros. Hagamos que los que no trabajan trabajen y de los que no quieran trabajar que realmente busquen hacerlo al ver que nadie les dará de comer si no es que contribuyen a la formación de una sociedad mejor. ¡Trabajadores de todo tipo, obreros, campesinos, agricultores, ganaderos, estudiantes, profesores; anarquistas y libertarios, gentes en búsqueda del progreso humano, luchen por lo que es nuestro y es suyo al mismo tiempo! ¡Rompamos los hilos de este teatro tonto y seamos libres de una vez por todas para que el amor, el progreso y la dignidad de los trabajadores triunfen de una vez por todas!
¡Vivan los trabajadores honrados, viva la libertad, y viva la lucha por un mundo nuevo basado en el anarquismo, ese ideal hermoso lleno de altruismo!