Con supuesto motivo del 8M, día de la mujer, los alumnos de primero de Bachillerato del instituto IES Sierra Mágina de Huelma, Jaén, han recibido una charla organizada por el centro y el Ayuntamiento de la localidad bajo el amparo del AMPA y de la Asociación de Mujeres Huelma-Solera. Conferencia impartida únicamente por una persona, psicóloga y sexóloga de oficio, que trataría en un principio sobre los parámetros, desequilibrios e irregularidades dentro de una pareja, o lo que quiere decir, sobre las relaciones de pareja sanas y las relaciones de pareja tóxicas, así como sus diferencias más los rasgos que caracterizan a las mismas. Aunque pronto con el transcurso del monólogo nos daríamos cuenta de que el tema a abarcar, si bien era el mencionado previamente, no ha sido más que una excusa para hablar y tratar temas totalmente ajenos a los términos de una pareja –quizá de forma intencionada o quizá no, no podemos presuponer que era la intención original de la autora conferenciante–; así como lo es la pornografía o la prostitución.

     Todo comenzó con una pequeña introducción a los temas que iban a ser tratados a lo largo de la conferencia, que eran las relaciones sanas y las tóxicas dentro de la pareja, así como “la única forma de tener una relación sana”. Desde un principio se empezó a ver hasta qué punto se asomaba la cola, pues continuando después de la presentación con los mitos de las relaciones hubo un comentario en específico que debemos de pescar, que es el siguiente: “si vuestros padres discuten mucho significa que no se quieren, es lo que hay”. Ahora bien, yo he de preguntarme, ¿acaso no todas las personas tenemos nuestras diferencias entre sí? Por lo tanto, ¿es excluyente el amor al conflicto? Bueno, suponemos que esto puede quedar de cierta forma en mano de cada persona, de su opinión, pero tampoco podemos asegurar que dos personas no se quieran porque discutan mucho cuando, precisamente, no sabemos cuál es el contexto de esta situación, no sabemos cómo son los integrantes de la relación ni tampoco sabemos la intensidad y la repercusión real de lo que significa esa discusión. Decir algo así en la charla de un momento a otro, consideramos, está rotundamente fuera de lugar. No es justo, así de simple.             

     De tal manera como mencionamos esto debemos mencionar que el contenido posterior sobre los mitos del amor romántico son muy acertados en su mayoría.                         


     Lo que cambió el desarrollo de la charla fueron dos factores, dos preguntas. La primera, por parte de la conferenciante, quien preguntaría si pensamos que somos iguales hombres y mujeres; la segunda, por parte de un alumno en desacuerdo con la orientación que estaba tomando la charla. Empezaremos, por supuesto, por la primera.


PARTE 1

¿Somos iguales hombres y mujeres?” 

La respuesta es que no. Naturalmente no somos iguales hombres y mujeres. Ahora bien, respecto a igualdad… Tampoco, y es lo que se nos dijo. Y es verdad, no hay igualdad entre hombres y mujeres independientemente de que cada persona sea un individuo distinto, único y especial respecto a otro. Pero el foco principal que hay que cambiar dentro de esta desigualdad reside a nivel social, no es sólo cuestión de que las instituciones dediquen sus esfuerzos a la igualdad si no educan y se dedican a crispar, a hacer leyes categóricamente malas que dejen en la calle a miles de violadores y a culpar de los males de las mujeres directamente a todos los hombres por la estructura patriarcal de la sociedad, o bien sean las sociedades del mundo, a pesar de que esto no sea así en todos sitios, pues vestigios quedan de sociedades antiguas y tribus indígenas cuya cabeza social residía en la mujer.             

     No basta únicamente con que el Estado actúe en defensa de la igualdad, tenemos que aceptar como sociedad que si no integramos a la mujer en todos los ámbitos como personas más que son a nivel conjunto de la sociedad –no como si los hombres tuvieran que darles permiso para ello–, si no asumimos que independientemente de nuestro género somos personas y que eso nos propicia los mismos derechos, ajenamente también a nuestro color de piel, religión o inclinaciones sexuales… Habremos fracasado como sociedad, nos habremos estancado en un sistema hegemonizado de la figura masculina, cuando la balanza no se debería de inclinar ni de un lado ni de otro.             

     Todos somos seres humanos, y debemos serlo de forma libre. Somos parte de la misma raza; blancos, negros, hombres, mujeres, rojos, amarillos, verdes fosforito… Da absolutamente igual, todos y cada uno de nosotros conformamos <<la raza humana>>. Y eso es lo que debemos entender, que nadie es superior a nadie, sino que cada uno es un individuo aparte. 


“Ahora bien, entonces usted sostiene que vivimos en una sociedad patriarcal, ¿es así?” 

Esta fue la pregunta con la que el rumbo de la charla se terminó de torcer.             

     “Pues claro que vivimos en una sociedad patriarcal” – Fue la respuesta que recibió el estudiante por parte de la conferenciante. Resulta ser que hay algo que no podemos negar, y es que la situación en la que se encuentran las mujeres a la hora de ahora en comparación a la que se encontraban hace veinte años, diez incluso sin ir más lejos, no tiene absolutamente nada que ver con la actual. Hoy en día la mujer goza y tiende a disfrutar más del reconocimiento siempre merecido, aunque aún no necesario totalmente y justo como debería ser en todos los sectores de la sociedad. Claro que, argumentar que no se pueden quejar de su desigualdad porque ahora están mejor sería un argumento falaz y nefasto. ¡Lucha, mujer, por lo que es tuyo! ¡Por tu libertad, por tus derechos como persona que eres, por la igualdad! Y que nunca nada os pare hasta llegar a esa igualdad.  

     Ahora bien, he dicho todo lo anterior porque a pesar de que sí vivimos en una sociedad patriarcal con muchos restos conservadores de antaño, sobre todo entre las edades más avanzadas, el espíritu guerrero de la mujer está tornando hacia una especie de revanchismo mediático y social en la que todo lo que tenga que ver con los hombres está mal y debe ser censurado o cancelado. Todo aquel hombre que no esté ciegamente a favor de sus premisas es un enemigo, y aquellos que en un principio no tienen opinión propia y se posicionan desde su ignorancia a favor se vuelven aliados; así como también existe la figura del hombre y la mujer –que también las hay– que niega totalmente la igualdad y prefiere “lo tradicional”. Esto resulta un gran problema, que el feminismo se torne en una lucha por la superioridad muchas veces y no en una lucha por la igualdad retrasa e incluso impido el progreso de la educación social en la igualdad.             

     No hay mayor prueba, me remito otra vez, a la charla que recibimos, en la que la conferenciante con ciertos aires de superioridad y risitas pedantes e irónicas diría que precisamente las mujeres son hasta más inteligentes que los hombres, y que eso se demuestra al haber más chicas que chicos estudiando. Este argumento es, además de una barbaridad, pues es imposible comparar las capacidades individuales de cada persona que destaca en ámbito independientes, con distintas pasiones e intereses, también resulta un argumento falaz de generalización indebida. Al darse cuenta de que esto es así, tuvo que decir que no se podía interpretar literalmente lo que estaba diciendo. Una forma de retractarse.             

     Otra falacia que cabe resaltar y que denota superioridad es decir literalmente que “se ha descubierto que todos nacemos con una costilla de más, por lo que todos nacemos como mujeres. ¡Que tomen esos machitos que dicen que la mujer viene del hombre!”. Está bien, podemos interpretar esto como una burla, hasta que nos damos cuenta de lo que supone: un rechazo hacia la escucha activa de la charla por parte de la audiencia masculina. Quiero decir, si el objetivo es educar tanto a hombres y mujeres, no juegues con la ironía y la supuesta naturaleza masculina de sentirse superior a la mujer y ser unos “machitos” o “machirulos”. Es contraproducente.             

     Finalmente, entre malas formas, tanto la conferenciante como el estudiante abandonarían el tema temporalmente.             



     La educación en la igualdad no se debe llevar a cabo de esta forma. No se pueden orientar charlas en los institutos en las que el público sugerido sea la mujer única y exclusivamente. Y resulta contradictorio, pues si son los hombres quienes necesitan más educación en este sentido habría que enfocar también estas charlas hacia los hombres del mismo modo. Pero no, parece que es mejor jugar al juego del yo soy mejor y tú eres peor que yo, algo que entra dentro del ámbito político. Este tipo de charlas no resultan más que un medio de la izquierda irracional por el cual adoctrinar y acomplejar a los hombres como medio para empoderar a la mujer, que sería el fin.             

     Está bien empoderar a la mujer, es algo que se necesita para que esta luche por sus derechos. Pero hacerlo a costa de la ridiculización y acomplejamiento del hombre no es la mejor forma posible, pues incrementa la brecha que separa el apoyo del odio, el hombre de la mujer, por una misma causa: la de la igualdad. 



PARTE 2

Pornografía y prostitución 

En algún punto de la charla la oradora nos mandó: “Chicos, por favor, no veáis pornografía”, “¿sabéis con qué edad los niños empiezan a ver porno? Con ocho años”, “esto supone un mal funcionamiento y crecimiento de ciertas partes del cerebro, que se desarrollan mal a largo plazo”, “y no es real, el porno no es real, el sexo que se lleva a cabo en él no tiene nada que ver con el que hacemos nosotros, pero los niños así reciben un mal ejemplo de lo que es y lo terminan llevando a cabo”.             

     Hablemos pues de pornografía.             

     Si los niños actualmente consumen pornografía cada vez más prematuramente no es por menos que del increíble desarrollo de las nuevas tecnologías, que son más accesibles cada vez para los más pequeños. Y si tienen ese acceso a esas páginas es porque los padres les facilitan los medios; el móvil, la tablet, el iPad, etc, sea el dispositivo que sea, todo para luego no educarlos en el uso del mismo. Es una vergüenza que esto sea así, no sólo por el hecho de que vean pornografía, sino por los motivos que llevan a esto. Los padres les dan estos dispositivos como forma de mantenerlos entretenidos, de que no les molesten mucho porque están tan ocupados trabajando que la educación de su hijo les importa menos que una complicación laboral. Soy consciente de forma plena que no será el único motivo, pero con esto pretendo dar un golpe en la mesa y concienciar a las personas de que la educación que reciben los niños es fundamental, lo que los infantes aprendan desde casa es la base de las sociedades futuras… Y si se crían viendo redes sociales y televisión, y no aprendiendo de valores reales inculcados por las familias, el futuro se tornará muy, muy retorcido. Sin obviar las consecuencias psicológicas que conlleva estar conectado constantemente a los dispositivos y a la televisión, pudriendo sus mentes, limitando su imaginación y robándoles el sentido crítico.  

     La solución no está únicamente en el cuidado y la atención de los niños por parte de las figuras paternas, sino también en la educación sexual. La izquierda se empeña en ver el sexo y la sexualidad de tal forma que sea un tabú constantemente, a la par que hablan de libertad sexual y de la mujer; algo que es incongruente, pero bueno, como hoy en día lo son todas las ideas que apoyan los partidos políticos que soportamos en España. Los niños deberían recibir una educación sexual por parte de padres, esencialmente, y, ¿por qué no? Incluso de institutos, siempre que la política se excluya de dicha enseñanza. El niño y la niña deben conocer su cuerpo, saber que hay ciertos límites y también empatizar con el género opuesto, entenderlo a él también y conocer del mismo. Hay que hacerles ver que no sólo existe el porno agresivo y el sexo duro, sino que hay muchos tipos de formas de mantener relaciones sexuales, todas ellas hermosas siempre que haya consentimiento y no se malhiera la integridad física de ninguno de los integrantes del acto sexual. La prohibición en ningún caso es la solución, sino la educación.        


     Por otra parte, y siguiendo con el tema de la pornografía, también se le acusó de ser una forma de prostitución. Se nos vendió que a las empresas de porno no les importa nada el tipo de cliente que tengan y el tipo de porno que se suba a sus páginas. Algo que no termina de ser cierto del todo, pues las empresas sí se preocupan de lo que es subido a sus sitios. Un ejemplo de esto lo vemos cuando PornHub, entre otras páginas, eliminaron miles de vídeos de sus páginas hace unos años y cómo las políticas de estas páginas y sus restricciones se han endurecido. Eso sí, sobre su clientela hay que decir que obviamente no pueden controlar la irresponsabilidad de los padres; si bien es cierto que las empresas sólo buscan ganar dinero, el objetivo último no es perderlo por posibles denuncias que puedan imponer los progenitores de los niños que consuman lo que se encuentren dentro de sus páginas web.             

     Debemos decir que los actores porno no son otra cosa que actores. La regulación que hay sobre el tema defiende el consentimiento de los mismos, pues sin él no se les puede forzar a llevar a cabo ninguna escena. El único problema acarrean es el del contrato que puedan tener, algo que no difiere mucho de los problemas que pueda tener un actor de Hollywood, pudiendo conllevar problemas… Pero es lo que tiene en sí la esencia esclavista del contrato. Añadiré que los controles de enfermedades de transmisión sexual son periódicos y que la higiene siempre es prioridad en estas producciones.             

     Claro que, como en todo, siempre que haya obligatoriedad la acción llevada a cabo será un acto decadente y horrible. Lo mismo que sucede con la prostitución callejera. Muchas mujeres se ven obligadas a depender de la opinión superficial de los hombres sobre su cuerpo para llegar a fin de mes, pero esto no significa que “todos los hombres que acuden a prostitutas sólo quieren poder y sentirse superiores”, como dijo la conferenciante de la charla. De eso nada. Es otra falacia de generalización indebida, pues hay gente muy honrada y muy sola que acude también a las prostitutas, quienes en su libre ejercicio siempre se deberían de poder negar a hacer cualquier cosa salvo que necesiten ese dinero. Es por esto que lo importante está en que ninguna mujer o ningún hombre en su minoría tenga que verse forzado a vender su cuerpo para vivir. Si no es por pasión y por voluntad no es justo ni es lícito de que esta actividad se lleva a cabo. Y ojo, porque sí hay personas que se dedican a esto por voluntad.             

     Las organizaciones clandestinas que se dedican a prostituir mujeres y hombres; las mafias, los clanes y todas las demás organizaciones criminales que se dedican a este tipo de actividades deplorables deben desaparecer por el bien de todas las mujeres y todos los hombres que sufren las consecuencias de esta prostitución sistemática y venta del cuerpo sexual de estas personas; muchas veces imponiéndose esta práctica mediante la violencia y la obligatoriedad. Es contra esto contra lo que debemos luchar, no con la prostitución en sí. Las prostitutas y los prostitutos, siempre que actúen libremente y por voluntad, están legitimizadas a vender su cuerpo. La cosificación de estas personas que se dedican a esto se pierde en el momento en el que son tratadas y valoradas como lo que son, personas con voz, gustos, preferencias y valores, así como unos principios establecidos.             


     Compañeras, compañeros, la prohibición nunca resultará una solución. La respuesta que debemos dar en pos del progreso es la educación, pero una educación que nos enriquezca y prepare como personas, que nos incite a vivir respetando a todas las personas como iguales y con un sentido de cooperativismo propio de nuestra raza; porque será gracias a este sentido colectivo por el cual nuestra raza podrá llegar a progresar de verdad.             

     Con la educación quebraremos blindajes, tiraremos murallas enteras y destruiremos castillos, bastiones del conservadurismo y la tiranía violenta de la política, instrumento para ejercer el poder que corrompe al hombre. Es el único camino por el cual podamos llegar a una sociedad igualitaria totalmente en la que se respeten a todas las personas por igual sin discriminación ninguna. Como pueblo debemos estar juntos y unidos, inseparables frente a la adversidad… Y en este caso la adversidad es la falta de valores, el adoctrinamiento y la distorsión de la educación, utilizada como herramienta política por gente que no ha tocado una herramienta en la vida.                         



     Para terminar, quiero concluir este artículo dirigiendo unas palabras hacia la autora de la charla que se les dio a los alumnos del IES Sierra Mágina de Huelma: Quiero agradecerle por haber hecho que las mujeres de ese curso se sintieran orgullosas de ser mujeres, gracias por aconsejarlas en términos de cómo tratar y lidiar con su regla, y gracias por hacerles ver muchas cosas que no se deben dejar ver nunca en sus relaciones. Pero entienda que su conferencia es contraproducente a lo que usted pretendía enseñar, la igualdad; pues eso que usted dijo en esa conferencia no era igualdad, era prepotencia, superioridad y frustración, dotes que no deben darse en una charla de ese tamaño en un ámbito como lo es el educativo, y mucho menos cuando hablemos en términos de igualdad entre las personas (mujeres y hombres). Y sino mire cómo se quedó sin audiencia masculina prácticamente cuando se les dio libertad de ir a todas las personas que en esa sala se encontraban… Le animo a revisar su discurso y su conducta para poder llegar a más gente y tomar el camino de la igualdad mucho más enserio. Gracias, compañera. ¡Salud!