A todas las mujeres que han sufrido el puño opresor de sus asesinos y perseguidores, para que todas las mujeres se levanten de una vez por todas de sus asientos y combatan el mal que las atormenta sin razón de ser más que por ser mujeres.
¡Pero y lo hermoso que es serlo!
Este artículo va para todas ellas, todas presentes en nuestros corazones.
Todos somos seres humanos; absolutamente todos compartimos la bella característica de la vida, y absolutamente todos nacemos desnudos ante los ojos de nuestros padres, madres, hermanos, familia y resto de las personas que conforman la humanidad más allá de nuestro reducido mundo, limitado por nuestros conocidos. Seamos mujeres u hombres, tengamos una religión u otra o provengamos de cualquier <<raza>>, blancos o negros… Todos somos personas iguales, semejantes en derechos y libertades naturales y distintas de forma hermosa por la Madre Tierra. ¡Y nadie nunca tendrá derecho a discriminar a nadie por su sexo, <<raza>> o religión, y mucho menos eso puede degenerar a la violencia!
Pero tristemente esa violencia degenerada de la ignorancia y de cerebros reaccionarios con mentalidades medievales es una presente en nuestros días. A la hora de hora, en el último año los asesinatos que han sufrido las mujeres se han disparado, sumando un total de más de 50 mujeres asesinadas. ¿Por qué? Es algo que va más allá de problemas de alcoholemia, drogadicción o de consecuencias basadas en experiencias traumáticas ocurridas en el pasado que sufrieron estos asesinos enmascarados por quienes se empeñan en hacer ver que la violencia contra la mujer por el mero hecho de serlo no existe, pero es que es así, es un factor clave a la hora de hablar sobre este tipo de violencia hacia la mujer. Estos personajes criminales no son más que cobardes trastornados incapaces de salir de su desastre derrotista y machista, refugiándose en la violencia hacia la persona o personas –ya que los hijos que puedan tener las parejas, en caso de que sean pareja la víctima y el criminal y en caso propio de que tengan hijos; lo que resulta más triste y patético aún en profundidad– que lo han amado, apoyado y defendido en algún punto de su patética vida.
Los actos asesinos de estas personas son totalmente reprochables y denotan un espíritu generalizado muy denigrante para la humanidad con la que deberíamos contar todas las personas que nos queramos dignar de definir como seres humanos que sienten, que viven y que ayudan a que los demás vivan de forma digna y honrada. El trasfondo que hay tras cada palabra, cada abuso de superioridad física que se antepone a la astucia de la víctima paralizada por el temor a su vida y tras cada golpe recibido por parte de la mujer es una brecha que acrecienta más y más las desigualdades y las inmundicias intelectuales, emocionales, humanas, de toda nuestra sociedad.
Como sociedad no podemos tolerar este tipo de violencia, aunque debo decir algo que es bien importante y que no resulta tan obvio como parece. Lo que debo decir es que no sólo basta con combatir la violencia machista del hombre hacia el de la mujer, también hay que combatir la violencia hembrista de la mujer hacia el hombre. ¿Y qué es el hembrismo? El resultado de años, siglos, de toda la historia, en el que la mujer siempre ha estado un escalón por debajo del hombre. Es de esa idea revanchista de donde surge el término hembrista, como es conocido hoy día de forma errónea, burda y ofensiva: <<feminazismo>>. Término que me niego volver a prenunciar lo largo de la extensión de tal manifiesto por lo repugnante que me resulta y la poca integridad personal que me padece al usarlo. ¡Pero una cosa es clara! No todos los hombres tienen la culpa del engendro hereditario cultural que se ha ido formando en pos del machismo y la “supremacía” –¡así lo categorizan muchos!– del hombre sobre la mujer, pero sí somos todos y todas (mujeres incluidas) los y las responsables de no parar esta tradición cultural que envuelve nuestra decadente sociedad. ¡Debemos alejarnos de ambas ideas! ¡Basta de machismo y sus consecuencias revanchistas hembristas, así no ganamos nada, compañeros y compañeras! No basta con posicionarse en contra de la violencia de género, debemos luchar contra toda violencia discriminatoria, pues al fin y al cabo todos y todas somos hermanos y hermanas que acabarán muriendo y convirtiéndose en lo mismo, en polvo que alimente el medio natural a largo plazo. Una vez hecha la aclaración, volvamos al tema original que corresponde al día de hoy, 25 de noviembre; pero es que sentía la necesidad de dejar pinceladas propias de un discurso igualitario a nivel social y tan bello como lo podría dar la ilustre feminista y activista –anarquista– Emma Goldman.
¡La mujer ya está harta de soportar lo que tiene que soportar! ¡Las mujeres no se merecen lo que tienen que vivir día a día! ¡Ninguna tiene derecho a sufrir un infierno por el capricho de un hombrecillo debilucho, ninguna! Hay que condenarlo, no doblegarnos frente al temor y brindarle todo el apoyo que nos quepa en el pecho, en el corazón, a todas las mujeres que sufran este tipo de violencia machista y horrible; pues muchas veces no somos realmente conscientes de la ayuda que podemos brindar con darles a una persona voz, una voz que nunca tuvo, y que ésta se sienta escuchada y arropada por las emociones empáticas de compasión y entendimiento que sólo son capaces de surgir cuando de verdad sentimos el dolor como nuestro mas sin ser conscientes del todo del infierno que pueda haber dentro de cada persona. Hay que escuchar, pero además de escuchar, actuar en consecuencia y defenderla. Es la única respuesta y la más lógica que podemos dar, la lucha directa contra los criminales y asesinos de mujeres libres y bellas por naturaleza. Tal vez nos suponga un riesgo enorme al confrontar a esta escoria social para el progreso de la raza, pero vale la pena hacerlo por todas las mujeres que sufren todos los días por su culpa, vale la pena hacerlo porque así demostramos y demostraremos que no le tenemos miedo a la tiranía impositiva del terror y la violencia. ¡Y aunque lleguemos a salir heridos incluso, seguiremos mirando al criminal a la cara para decirle que no vale nada, que todos y todas juntos somos más fuertes que él! Supondrá un sacrificio, ¿pero qué mundo pretendemos formar sin hacer sacrificios personales? Serán nuestras acciones grandiosas apoyadas en nuestros sacrificios las que harán de este mundo un lugar mejor, ese mundo nuevo que llevamos en los corazones, tan bello y altruista lleno de igualdad y justicia social. Y esto depende de cuántas personas lo hagan; ¡cuantas más mejor, más rápido seremos capaces de cambiar nuestro mundo!
Claro que, esta tarea se ve ralentizada e incluso paralizada cuando más de mil violadores y casi dos centenas de éstos son rebajados de penas o liberados incluso gracias a las maravillosas leyes que aprueba el gobierno y que ampara con el escudo del feminismo, vendiendo a la sociedad, a los individuos que la forma, una idea muy errónea de lo que es el feminismo en verdad. Ese movimiento que brillaba por su naturaleza guerrera y por su coherencia, hoy día es utilizado como una herramienta política para atraer al electorado, inculturizándolo y comiéndole la cabeza con ideas banales y estúpidas. ¡Esas ministras que se hacen llamar feministas no lo son en lo absoluto, no son guerreras, no han hecho nada por romper de verdad las desigualdades entre hombres y mujeres! Claro que según el funcionamiento del mercado y del capitalismo a nivel mundial es difícil cambiar esto, ya que esta desigualdad desprestigiadora del trabajo femenino nace de este mal de donde surgen y nacen tantos problemas que hay que erradicar: el capital. Las mujeres no deberían ser utilizadas y encima menospreciadas por ocupar ciertos cargos laborales dentro de la sociedad, denotando actos machistas en el sector de las cuidadoras sociales, por ejemplo. Actitudes que dentro del mismo sector se llegan a dar incluso por parte de las mujeres. El dinero envenena y la ignorancia destruye. Esos son los pilares bajo los que se sustenta nuestro discurso el día de hoy, además del de la igualdad real y el feminismo que lucha por las mujeres y los hombres por igual. Ambos sexos dependen el uno del otro, el hombre es incapaz de existir sin la mujer y viceversa, la mujer no puede hacerlo sin el hombre. Es algo antinatural, y la idea de que la mujer puede sustentarse por sí misma resulta tan absurda como aquella que antaño prevalece en las culturas de todo el mundo de que la “supremacía” del hombre prevalece a la “inutilidad” de la mujer. ¡Ridículo! Hombres y mujeres, creados por la naturaleza para complementarse y luchar codo a codo, de forma conjunta, contra la violencia, contra los abusos, contra la demencia social, contra las injusticias, contra la desigualdad, contra las violaciones… Y me detengo aquí.
Hablemos ahora de violadores más en profundidad, de esos enfermos, y de los actos que realizan y llevan a cabo con frivolidad.
No me meteré en la definición valorativa que yo haría sobre estos engendros, porque me temo que este artículo puede perder de esta forma la formalidad merecida para un día tan importante como hoy. Pero sobre ellos sí diré que son el peor tipo de criminales que pueda haber en nuestra sociedad, ¡incluso por encima de los asesinos, que resultan minoría en comparación incluso! La diferencia sustancial entre asesinos y violadores es que un asesino mata de forma inmediata, mientras que, por norma general, el violador una vez viola mata de forma permanente las emociones, el placer y la confianza de su víctima. Y lo hacen sin distinción ni escrúpulos, así sean mujeres jóvenes, mayores, niñas pequeñas o niños incluso; cometen actos inhumanos sin ningún tipo de empatía ni coherencia. Aunque claro, ¿qué coherencia le vas a pedir a un monstruo? Pero eso no es excusa para que haya gente que pueda violar mujeres indefensas, drogarlas y luego abusar de ellas, engañarlas; ¡y encima su pena se ve reducida por esas súper feministas! No hay derecho a que les sean arrebatadas a las mujeres sus características más bellas a nivel personal, sean así la confianza, la hermosura, la sexualidad y sensualidad, la libertad y su placer. ¿Cómo se sentirán ellas a la hora de volver a confiar en otro hombre? ¿Cómo deben reaccionar cuando un pobre desaventurado intente ligar con ella, sin ir con malas intenciones, sean las más nobles incluso? ¿Y dónde se queda la vida que se pierden, en los regazos de un hierbajo húmedo de sustancias corporales o en la cama de un hotel barato de tres al cuarto? ¿Y su imagen respetable? Porque no contentos con haber abusado de la mujer encima se dedican a filmar su crimen y esparcirlo por las redes sociales como un cáncer que hay que eliminar de la sociedad lo antes posible.
¡Debemos combatir a esta clase de gente que se enfrenta a la razón y a la fraternidad de las personas, que luchan contra el mundo que pretendemos formar! ¡No sigamos permitiendo que estos enfermos mentales se apoderen de las noticias, y que no sea por falta de visibilidad, sino porque no existan estos casos deplorables!
Compañeras, compañeros, en nuestras manos está el futuro del mundo. Nosotros somos los que debemos elegir el comportamiento que tenga la sociedad frente los crímenes que cometen estos abusadores, asesinos y violadores. Nosotros debemos ser los dueños y soberanos de la sociedad igualitaria que queremos formar, ya que bien claro ha quedado demostrado el hecho de que ni los gobiernos, ni los políticos, ni las leyes han sido capaces de llegar a nada provechoso, real; quizás por falta de interés, quizás por intereses, quizás por ignorancia o quizás por falta de capacidad emotiva y práctica. Ante esta situación queda en nuestras manos, no sólo en las de las mujeres guerreras, el cambio que debemos realizar.
No podemos depender de nadie más que de nosotros mismos para realizar grandes cambios, esta será la forma por la cual podamos llegar a formar una sociedad nueva igualitaria donde sean minoría los casos de violencia machista y de género.
¡Las mujeres deben ser libres ante todo! Y no podrán serlo mientras haya hombres (y mujeres, aunque en su minoría, que son víctimas del machismo) que se dedique a oprimirlas y a ponerles cadenas. ¡Pero éstas no duran para siempre, las romperán porque las romperán, porque son más que capaces de hacerlo! Y lo que salga una vez las mujeres y los hombres consigamos romper dichas cadenas será la mayor expresión social de belleza, basada en el respeto, la libertad y la confianza.
¡Vivan las mujeres de todo el mundo! ¡Por todas ellas que nos dejaron en manos de asesinos y violadores! ¡Viva la mujer!