Muchas y muy variadas son las opiniones de las personas sobre el Anarquismo y sobre lo que ellos entienden por Anarquía, opinando desde la ignorancia de lo que realmente es y bajo prejuicios vagamente intelectuales sin ningún tipo de fundamento real. Fallo del que pecan la gran mayoría de personas a la hora de hablar de Anarquismo y de Anarquía; muchas veces realmente no tienen ni idea de lo que es ni siquiera en profundidad o sin haber leído un libro o escuchado a un anarquista real, sino que se limitan al conocimiento que puedan adquirir de las leyendas negras del Anarquismo y de algún que otro vídeo que pueda haber en Internet tachando a esta bella ideología de ser una locura utópica.
Y es que para hablar de Anarquismo hay que remontarse al sigo XIX, siglo en el que nuevas corrientes ideológicas y en cierto grado revolucionarias surgieron. Pero no es mi intención dar una clase de Historia a la hora de ahora.
Por el momento nos vamos a remontar a la España de comienzos de siglo XX, cuando el Anarquismo empezaba a calar entre el proletariado español. Es aquí cuando figuras como Durruti, Jover o Ascaso comienzan a perpetrar actos criminales a vista de cualquier figura pudiente, así como lo pueden ser asesinatos políticos en respuesta, hay que aclarar, a la represión que los anarquistas de aquel entonces sufrían y sobre todo en respuesta a las injusticias de los trabajadores asalariados de las fábricas. También atracaron bancos, realizaron atentados, etc. Pero todo bajo un fin, un fin que no deja de ser noble a pesar de sus métodos. Ese fin era la libertad, del pueblo, del proletariado.
A partir de ese momento y gracias a la desunión y discrepancias entre anarquistas y estalinistas comunistas o marxistas del POUM que contribuyeron a la caída de la II República Española, el Anarquismo se ve como una ideología terrorista y criminal. El odio que recibe por parte de las clases gubernamentales, burguesas, aristocráticas e incluso nobles, es por ser las principales víctimas de los actos anarquistas, y por parte de la pequeña burguesía estatista o no tan pequeña a día de hoy, así como los resentidos socialistas que tenían que buscar un cabeza de turco y culpar a alguien por su tan humillante derrota; el anarquismo se ganó el odio por el último motivo expuesto anteriormente.
Desde ese momento el anarquismo no ha sido más que una ideología y una filosofía muerta. ¡Pues eso va a cambiar! Desde Comuna Gatuna pretendemos hacer ver que el Anarquismo no es ese enemigo apolítico al que hay que repudiar, ya no sólo por lo que se ha convertido –una ideología más baldía que se vendió al estatismo y a la legalidad que éste ofrecía. ¡Eso no es Anarquismo! Para hablar de Anarquía hay que hablar de libertad, y toda aquella ideología que ceda ante las presiones del Estado y participe de forma directa o indirecta en él y abandone la causa de la revolución social no se puede considerar una ideología legítima del pueblo. Esos falsos anarcofeministas, anarcoecologistas o anarcoloquesea que conforma hoy día la CNT, no son más que traidores de la revolución que se han vendido al mejor postor como el PCE lo hizo en su momento y que se han dejado llevar por las modas sociales.
¿Y la lucha obrera? ¿Y la consciencia de clases? ¿Y nuestra amada y anhelada libertad? ¡De eso no se habla, a que no!
Pues eso va a cambiar. Si hace falta desde la clandestinidad, el Anarquismo resurgirá. Porque desde Comuna Gatuna educaremos y enseñaremos a la clase obrera cómo se debe tratar a la burguesía, a los ricos y a los aristócratas, sin olvidar a nuestro invitado de honor, Felipe VI.
El Anarquismo real resurgirá. Las lecciones que nos dieron Bakunin, Kropotkin o Emma Goldman volverán a dar sus frutos, actualizadas, por su puesto, a nuestros tiempos. Y es que mientras quede un anarquista de verdad, sólo uno, nunca nos podrán tachar de ser una ideología muerta. ¡Jamás! Con uno basta para empezar a llevar la antorcha de la revolución a todos los rincones de España, y a poder ser en un futuro, del mundo, usando el arma más eficaz de todas: la palabra y la razón.
Y a todos aquellos que tachan a los anarquistas de ser uno ilusos, que soñamos con utopías… ¡A esos les decimos que los que sueñan son ellos, y que teman! La llama de la revolución y de la lucha de clases –que parece estar muy perdida– resurgirá de entre las cenizas. Porque podremos estar malheridos, mascullados, maltratados y atados, ¡pero nunca de rodillas ante el Estado y el capital!
El Anarquismo triunfará, es su sino y el sino del pueblo, de todas las personas, y si no es así por lo menos dejará un legado en los anales de la Historia. Y ese legado que empezaron a formar Nestor Mahno, Durruti y demás figuras, pero sobre todo, que empezó a formar el pueblo, y que nosotros vamos a seguir, perdurará. Todo mientras uno quede en pie.