Mil puñales,
clavados en su espalda
mil dolores,
incrustados en el alma
mil palabras
que no escapan de su boca.
Morado en su cuerpo
y negro en su alma.
Con mirada triste
y siempre asintiendo, obedeciendo.
Con un miedo que desborda sus manos
y no arranca a la voz
con miles de sin sentidos gritados y manifestados.
Una más,
en un mundo donde siempre es más.
Mundo, que rehúye del dolor,
dolor que lo mismo que ciego
toma tonos morados.
Miles de mujeres,
con claveles morados.
Miles de suspiros
arrancados por partes.
Miles de silencios
que ya jamás verán la luz.
- V. M.