Actualmente tanto en Europa como en España estamos viviendo una tensa situación sociopolítica, debido al declive de la izquierda y, como contraposición, un auge de la extrema derecha; pero ¿Cuáles son las causas de este fenómeno? ¿Cómo podemos equilibrar la balanza a nuestro favor?
El declive de la izquierda
La izquierda española, tras la transición optó por una política menos ambiciosa en lo referente a la economía y por tanto una aceptación del sistema económico capitalista. Sin embargo en algo en lo que la izquierda se ha mantenido firme a lo largo de los años ha sido en materia de la defensa de aquellos colectivos más oprimidos, favoreciendo un aumento en los derechos de las mujeres o del colectivo LGTB, y es aquí donde encontramos la mayor diferencia entre la izquierda moderada española y la derecha, ya que en el ámbito económico no se encuentran tan distantes por mucho que nos quieran hacer ver que sí.
Otro factor causante del debacle de la izquierdas son posiblemente las disputas internas entre distintos partidos izquierdistas por una lucha de egos que solo ocasiona división en el voto, que sólo favorece al bipartidismo hegemónico, y el ansia constante de mantener el poder una vez llegados al congreso. Es por esto que han abandonado, con toda seguridad, la lucha de clases, con el fin de atraer votantes con una posición ideológica liberal, pero progresistas en lo social.
En conclusión de este punto, la izquierda lucha por establecer un gobierno que no conlleva medidas sociales realmente significativas para la mejora de la clase trabajadora, a la vez que nos advierten del peligro del auge de la extrema derecha sin darse cuenta (o sin querer darse) que son parte del problema.
Auge de la derecha
El auge de la derecha se ve fuertemente influenciado debido a su casi completa hegemonía sobre los medios de comunicación, desde ahí buscan popularizar una ideología derechista mediante noticias falsa, que infunden miedo y desconfianza a los telespectadores hacia colectivos como los MENAS o a la inmigración en general, o tertulias que son empleadas como blanqueamiento del programa en cuestión al mostrar una falsa pluralidad discursiva, pero en realidad se emplea una estrategia simple pero efectiva, que consiste en sentar a debatir a tertulianos con ideologías mínimamente distintas, pero siempre dentro de un marco ideológico, incluso en ciertos casos se involucra en el debate a tertulianos de una ideología izquierdista, pero alternativa a los partidos, pero al ser el único defensor en el debate de ese marco ideológico alternativo, su discurso llega a parecer obsoleto o incluso utópico al presentarse minoritario.
Por otra parte el discurso de la extrema derecha ha evolucionado hacia un discurso tan simplista como eficaz, al apelar a las emociones del receptor y así infundir un cierto temor o desagrado, usualmente hacia la inmigración.
A su vez dicho partidos allá donde gobiernan han ejecutado políticas de privatización, siguiendo una estrategia similar a la del gobierno de Milei en Argentina, que consta de los siguientes pasos:
1: Cese de las inversiones en servicios públicos con la finalidad de deteriorar estos.
2: Fomentar la creencia de que el deterioro de dicho sistema de bienestar se debe a la inviabilidad del sistema de servicios públicos.
3: Finalmente vender dicho servicio o infraestructura (Hospitales, centros educativos…) a grupos de inversión que pretenden lucrarse con las necesidades más básicas de la sociedad.
Siguiendo estos pasos la derecha actual en España está volviendo a la apología del capitalismo más primitivo, en la que se niega la necesidad del intervencionismo estatal.
¿Qué podemos hacer?
En mi opinión en primera instancia debemos frenar el auge de la extrema derecha en el ámbito electoral, ya que aunque considerándolo imperfecto e insuficiente a la hora de hacer grandes cambios estructurales debemos hacer uso de las herramientas que tenemos para evitar un retroceso en las libertades y derechos adquiridos, pues se trata de crear las condiciones más favorables para la lucha contra el sistema capitalista, que aunque esto no se nos vaya a dar con el ala ‘’izquierdista’’ al mando, permitirá un mayor avance en las luchas sociales y laborales. En conclusión actualmente considero que debemos usar el sistema electoral como un medio y no como un fin para crear mejores condiciones de lucha.
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