EL FÚTBOL MODERNO: Todo un negocio

¿Quién no recuerda qué estaba haciendo un 11 de julio de 2010, cómo olvidar el gol de Iniesta o el pie de “El Santo” Iker Casillas? ¿Cómo olvidar ese golazo de Zinedine Zidane el final de la Champions de 2002? ¿O la magia de Ronaldinho hasta su retiro definitivo? Estos son sólo una minuciosa y escasa cantidad de momentos, recuerdos inolvidables y filmaciones atemporales en la historia de los anales del fútbol ya no sólo español, sino mundial; podríamos comentar el equipo de ensueño del Fútbol Club Barcelona, su tiki taka y su sextete, las tres Champions League seguidas del Real Madrid de Zidane, la rivalidad épica e irrepetible entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo…             

     Todo esto, en su conjunto, es la definición emocional que se le puede atribuir a la parte más sentimental de cualquier fan de este histórico deporte nacido oficialmente y de la forma en la que lo conocemos en su plenitud en Inglaterra: el fútbol. Una fuente inagotable de emociones, recuerdos, sentimientos compartidos… Pero también de dinero.             

     Enajenando de forma completa el inmenso sentimiento que transmite el deporte y en especial el fútbol, que es el principal tema que estamos tratando en este artículo, la evolución que se ha llevado a cabo en cuanto al fútbol profesional se ha desvariado completamente y ha llegado a un punto inmoral, tal vez el que más de todos en cuanto tratamos de convertir algo que nos emociona en algo que no deja de generar dinero a los mandamases y grandes figuras ejecutivas de los clubes y la Federación Internacional de Fútbol Asociación o FIFA. ¿Por qué decimos esto? Porque, querido lector, es innegable que el fútbol profesional se ha acabado convirtiendo en un negocio, una fuente de dinero o de inversión para empresarios o jeques, algo que no deja de ser triste. El hecho de que un deporte de masas se haya convertido en algo tan superficial en profundidad, porque en la fachada del edificio podrido que es el fútbol aún se mantiene el sentimiento, la emoción y la unión de masas, pero no son muchas las personas que se atreven a plantearse qué significa el hecho de que un club pague 222 millones de euros por una persona, o que un mundial se pueda comprar para que se juegue en algún determinado sitio (dejando de lado la politización que sufre el mismo deporte).             

     ¿Es que no resulta vergonzoso todo esto? ¿Es que la gente no ve cómo es víctima de un negocio enorme, o es que no le importa que esto sea así? ¿Este negocio resulta lícito y moral?             


     

     Este es el planteamiento que vamos a tratar en esta entrada, así que, para empezar, quiero hacer una comparativa entre el precio promedio de una estrella antiguamente y en la actualidad, así como marcar un punto de inflexión en el cambio del mercado de fichajes y sus precios. Se podría decir que el primer gran fichaje que superó los 50 millones de euros fue el argentino Hernán Crespo, costando el traspaso del Parma al Lazio un total de 55M Euros. Aunque el fichaje de Christian Vieri al Internazionale marcó una diferencia de precios en porcentaje respecto al fichaje anterior más caro del 49,3%, siendo una cifra total de 49M Euros. Siendo este el inicio de la tendencia al alza en cuanto respecta al precio de los jugadores, ya que es alta la diferencia que se pagó por dichos jugadores entre la que se pagó por otras superestrellas del momento como Maradona -7.2M Euros-, o Johan Cruyff -1M Euros (actuales)-; y eso que estamos hablando de figuras históricas en cuanto respecta a la aportación al fútbol e importancia técnica en un futuro, además de ser los mejores jugadores del mundo de cada momento. Aunque podemos decir que el fichaje clave que dio un vuelco completo al mercado fue el fichaje de Zinedine Zidane al Madrid por la suma de 77,5 Mill Euros. Hay que aclarar, siendo cierto, que lo que equivalía un euro en 1973 no es lo mismo que en 2023 o en 2017 a causa de la inflación y la entrada del euro en circulación, siendo en pesetas una cantidad distinta, pero con el fin de simplificar los datos y plasmarlos en la realidad actual de la mejor forma posible preferimos trabajar con euros.             

     Ahora bien, alguien podría justificar que la causa de dicha subida de precios es atribuida a la subida de la inflación, pero como se puede observar en la gráfica siguiente:


     Podemos observar cómo el crecimiento de la inflación no está relacionado en ningún tipo con la gran tendencia al alza de la subida de precios de los jugadores. Es curiosa cómo se dispara el porcentaje y su crecimiento exponencial sobre 2013, siendo de aproximadamente el 7% al 11% en 2015. Podemos observar a su vez cómo los datos sólo son reflejados hasta 2015 y es sólo en la Premier League, la liga inglesa. Pero es el reflejo perfecto de la realidad en el mercado actual y un ejemplo idóneo para desarticular el argumento que pretende excusar este suceso.

     También cualquiera podría argumentar que un club paga dicha cantidad en base a la calidad del jugador, argumento que queda desarticulado por la comparativa hecha anteriormente entre unos jugadores y otros y los distintos precios de traspaso. Porque, en ese caso y bajo dicha argumentación, ¿quién se atrevería a defender que Neymar es mejor jugador que Maradona por el mero hecho de que uno costó 7.2M Euros y el otro 222M Euros? Estoy seguro de que aquel que se atreva no termina muy bien parado.             

     Por lo cual no podemos atribuir dicha evolución de los precios al alza a otra cosa que no sea el mero descaro económico de los clubes y el desperdicio de dinero en un jugador de fútbol, y eso, únicamente, por el traspaso del jugador un club a otro. Siendo el contrato que se le hace a cada jugador un tema aparte que tratar, que por supuesto asaltaremos próximamente en el desarrollo de este artículo una vez finalicemos con el tema de los traspasos y el mercado de fichajes.             

     Esto nos plantea la siguiente pregunta: ¿Es lícito pagar tanto dinero por una persona?             

     Para contestarla tenemos que contar con algo que la gente parece carecer, y eso es el sentido de la moral y la ética, además de la irrefutable y gran razón con la que toda persona debería contar para no caer en la podredumbre intelectual y emocional. Siguiendo pues con la respuesta de la pregunta, yo os ofrezco un planteamiento distinto y un enfoque de ver el asunto de una manera que la gente no se atreve a replantearse, con la siguiente pregunta: ¿No es entonces el mercado de jugadores de fútbol un mercado de esclavos legal y autorizado por todas las instituciones de todos los países? Está bien, se podría considerar dicha pregunta retórica como una exageración y extrapolación de una realidad a una hipérbole con el fin de llamar más la atención a usted, el lector. Pero no deja de ser una verdad irrefutable el hecho de que ponerle precio a una persona siendo su “poseedora” no deja de ser algo realmente llamativo, y si no veamos los datos que nos ofrece Transfermark sobre el valor de mercado de los siguientes jugadores: 

JugadorEdadPrecio/Valor en Euros
Erling Haaland23180,00 mill
Kylian Mbappé24180,00 mill
Vinicius Junior23150,00 mill
Jude Bellingham20120,00 mill
Bukayo Saka21120,00 mill
Victor Osimhen24120,00 mill
Jamal Musiala20110,00 mill
Phil Foden23110,00 mill
Pedri20100,00 mill
Rodrygo22100,00 mill
Federico Valverde25100,00 mill
Gavi1990,00 mill
Declan Rice2490,00 mill
Rodri2790,00 mill
Rafael Leao2490,00 mill
Martin Odegaard2490,00 mill
Harry Kane3090,00 mill
Eduardo Camavinga2085,00 mill
Florian Wirtz2085,00 mill
Khvicha Kvaratskhelia2285,00 mill
Aurélien Tchouaméni2385,00 mill
Lautaro Martínez2585,00 mill
Gabriel Martinelli2280,00 mill
Enzo Fernández2280,00 mill
Randal Kolo Muani2480,00 mill


 En esta tabla podemos observar dos claros fenómenos que son claves a la hora de establecer un valor a cierto jugador en el mercado; la primera variante que se parece debemos tener en cuenta es la edad del jugador y su potencial de crecimiento, dejando así de lado la experiencia real de los jugadores, mientras que el segundo es la posición en la que juegue el jugador o su estilo de juego, si tienen alguna característica o no, etc. Pero podemos observar cómo principalmente el determinante clave es la edad y potencial, incluso pudiendo dejar de lado y fuera de la lista a jugadores tan míticos como el propio Messi o el mismo Cristiano Ronaldo.             

     No es normal, en lo absoluto, que el precio que se le establezca a una persona por el mero traspaso de un club a otro sea tan burdo y absurdo como las cifras que maneja dicha tabla –y eso, debo aclarar, que son únicamente 25, si uno decide investigar por su cuenta y tomar más muestras comprobará cómo los precios siguen manteniéndose desorbitadamente altos. ¿Cómo es posible que una persona de 23 años o de 24, en los casos de Erling Haaland o Kylian Mbappé esté sobre los 180 Mill Euros? ¿O cómo es posible que se pagara en su momento 222 Mill Euros por Neymar, batiendo el récord así de ser el jugador vendido por mayor precio de la historia del fútbol? Pues bien, es precisamente en eso en lo que se ha convertido el fútbol, en un negocio en el que los jugadores ofrecen su juego y su derecho de libertad y posesión propia por un contrato millonario, unos sueldos desorbitados y en los que te expones a toda la influencia mediática, pudiendo destruirte vilmente como únicamente consiguen los medios de comunicación. Este es el triste final al que ha llegado el fútbol como deporte. Y claro, las grandes empresas también son las que salen beneficiadas de todo este negocio patrocinando eventos y campeonatos, apropiándose de los derechos de emisión mediante su aflojamiento de bolsillos para luego venderlos y sacar grandes fortunas de la misma manera, a la vez que se patrocinan.             

     Han convertido lo que debería ser un deporte más, de atractivo y emisión pública en otra herramienta más con la que ganar dinero y a su vez, tristemente, reivindicar ideas políticas o de otros variantes, politizando de por sí el ya fantasma de la corrupción que sigue a la FIFA y sus dirigentes como el caso  FIFA Gate en 2015, en el que se vieron involucrados y acusados  por cohecho, fraude, lavado de dinero e incluso soborno en lo que a derechos televisivos y de emisión se refiere valorados en $ 150 millones. Un escándalo que no debemos pasar por alto a pesar de haber transcurrido ya 8 años desde dicho incidente, pues refleja el estado de podredumbre ya mencionado en el que se encuentra la FIFA. 


     No podemos olvidar tampoco, en ningún caso, los contratos millonarios, tema que hay que tratar con una tila recién tomada para no alterarse demasiado al ver esos sueldos que ni siquiera un juez puede llegar a cobrar en el mejor de los casos tras años de experiencia. Pero es que ya no sólo eso, sino que trabajos tan bien pagados como ser secretario general de una empresa, analista de negocios TIC o agente inmobiliario –pagados todos por encima de los 45 mil euros brutos anuales- se quedan cortos respecto a lo que cobra un jugador profesional de fútbol de promedio. Se estima así que el sueldo promedio de un jugador de fútbol profesional ronda los 155 mil euros mensuales, dependiendo del nivel del jugador, y resaltando en base a este hilo lógico a que dependiendo de quién sea el jugador y qué nombre tenga más cobrará, siendo el sueldo de jugadores como Benzema en su última etapa con el Madrid de 24 millones de euros anuales, o el de Lewandoski, fijado en 23 millones anuales, lo que toca a 2 millones de euros aproximadamente al mes. Un despropósito. Y eso que únicamente nos estamos fijando en los sueldos de jugadores que juegan en La Liga. Por ejemplo, Mbappé cobra 72 millones de euros al año, unos 6 millones de euros al mes; Cristiano Ronaldo, en Arabia, cobra 230 millones de euros anualmente, unos 19 millones, casi 20 millones, mensualmente… Tampoco son rescatables los sueldos de otros jugadores como Neymar, que cobra 47 millones de euros anuales o de Messi, que actualmente en el Inter de Miami cobra  49 millones de euros, pero que no debemos olvidar llegó a cobrar en el Fútbol Club Barcelona la humilde cifra de 555 millones de euros en cinco años. Una cifra que en comparación a la de Cristiano Ronaldo se podría decir que es hasta escasa, pero que en su momento fue toda una conmoción y metió el dedo en la llaga , abriendo de nuevo el debate de por qué el precio de los jugadores de fútbol es tan alto en comparación a su escasa labor social a nivel real, refiriéndose a la aportación que hacen en comparación a un obrero, un trabajador, un agricultor, un ganadero, un médico, un bombero, un policía, etc. 

     Aquí podemos observar el presupuesto que dedicaba cada equipo de La Liga en la temporada  2021-22. 

     

     Y no deja de llamar la atención el mero hecho de que las cifras de los jugadores son de millones y millones de euros, un dinero con el que los grandes clubes de Europa y de otros lugares del mundo que son dirigidos primordialmente por jeques cuentan y pagan, pero pagan además sobre lo que es su valor de mercado, generando así y contribuyendo a la subida de precios generalizada de todos los jugadores, inflando, además, la burbuja futbolística. Ahora bien, al hablar de dinero, es alentador hacer comparaciones, pues, si vemos el gasto que hacía el Gobierno de Mariano Rajoy en 2017 sobre el acceso a viviendas y la edificación de dichas viviendas comprobamos que su presupuesto es de 466 millones de euros, aquí se puede comprobar:   

     Ahora bien, el fichaje de Neymar se llevó a cabo ese mismo año por 222 Mill Euros, prácticamente la mitad del dinero que dedicaba el Gobierno de España en algo tan importante como lo es la vivienda. Esto significa que la compra de dos veces Neymar haría un total de 444 millones de euros, lo que se acerca, ahora sí, al presupuesto original. Pero no queda aquí, porque si volvemos a hacer otra vez la compra, triplicando la cifra, nos da un total de 666 millones de euros, que es una cifra que ya bien supera las de los presupuestos de 2015 y 2016, asemejándose a la misma vez a los fondos que dedicaron Felipe González y José María Aznar, estando sobre los 670 millones de euros. Una observación que resulta cuanto menos interesante. Y todo esto resulta por la imaginaria, eso sí, compra repetida por tres veces de Neymar. Claro que si, por ejemplo, se repitiese otra vez la compra, lo que nos da un total de 888 millones de euros, superaría la cifra del gasto en cultura del mismo Gobierno de Rajoy el mismo 2017, aquí la gráfica, en la que podemos observar también cómo no sólo supera al Gobierno de Mariano Rajoy, sino que también supera al de su ante predecesor pepero y al de Felipe González: 

     Este juego de números puede continuar multiplicando por cinco la cifra base de la que partíamos, dando resultado una cifra  mayor del PIB total de las Islas Comoras en 2019. 

     Cuanto menos te deja pensando, ¿verdad?             

     El dinero que maneja este deporte es algo inhumano para lo que realmente debería ser, que es, básicamente, un deporte más, con cierta esencia especial, pero nada más. No debería ser como se ha convertido en un negocio del que todos intentan sacar tajada y los jugadores se prostituyen de esa manera, y cualquiera dirá “Es que son libres de hacer lo que quieran”, “Es que ellos tampoco se van quejar viendo lo que ganan”, claro, pero, ¿es ético venderse de esa manera, es moral y normal que se maneje esa cantidad de dinero nada más que porque uno sabe dar patadas de mejor o peor manera a un balón de fútbol? ¿Y ese dinero que se maneja, no se podría emplear en mejorar otras cosas y dedicarla en verdad a otras cosas reales como la educación que usted querrá para sus hijos, o en salud, una salud pública que usted, querido lector, tanto necesita? ¿Esto es realmente lo que queremos, lo que es mejor para nosotros, para el pueblo? ¿No es en sí una muestra fehaciente de la ilógica que conlleva el capitalismo salvaje y la no regulación de los mercados? … 

     


Es triste, el punto al que ha llegado algo tan bonito como el fútbol, la situación que le bombardea por dentro destruyendo todos los cimientos de lo que en cierto punto de la historia fue… Pero es otra realidad más que vivimos hoy día en nuestro mundo tan injusto, con una sociedad en decadencia y donde la lógica y la razón cada vez parecen virtudes que dota a pocas personas, y cada vez menos.             

     Luego saldrán los defensores del “deporte rey” a asaltar la idea de que el fútbol no es un negocio y es absurdo pensar esto, que cuando hablas de injusticias en cuanto a  salarios respecto a la labor social de la que hablábamos antes te dicen que te calles cuando esas personas son las principales que cobran un sueldo deplorable y apenas pueden llegar a fin de mes, una muestra más de la hipocresía y falta de razón que azota a la sociedad en la que vivimos.             

     Pero esa es la verdad, le guste o no, querido lector, es la cruda realidad, la cual hay que cambiar… Y hay que hacerlo ya. 


* Como nota, debe decirse que este trabajo de investigación se escribió y se funda en datos previos al último mercado de fichajes, es decir, al que da inicio a la temporada 2023/2024.